AMOR EN NAVIDAD

Las luces se encienden, el aire se llena de alegría y una atmósfera de paz envuelve las imponentes montañas de los Andes al sur del Ecuador. Aunque la zona es bastante fría y la lluvia empapa los campos, nada puede frenar el espíritu navideño en la Comunidad de Saraguro.
A pesar de las difíciles circunstancias en las que viven en esta comunidad indígena, la Navidad representa un momento de unión familiar muy esperado, pues celebran con comida y reúnen a todos los miembros de la familia. Las cosechas, granos, verduras y productos cultivados y recolectados por la gente se preparan cuidadosamente para hacer una gran cena tradicional, donde la gente comparte historias y buenos deseos.
«La Navidad para nosotros es importante porque es una época en la que podemos reunirnos y pasar tiempo juntos, ya que la mayor parte del año la gente trabaja», dice Jenny, una madre de la comunidad.
En esta comunidad, la pobreza ha obligado a muchas personas a migrar a ciudades lejanas e incluso a otros países. Este año en particular, por la pandemia aumentó la pobreza, el cambio climático ha destruido gran parte de los cultivos y la mayoría de los migrantes no volverán a casa debido a la escasez de trabajo y de dinero.
“Son tiempos difíciles para la gente de esta comunidad. No tienen alimentos ni recursos, y he visto mucha preocupación en los ojos de la población”, dice Miguel, director del proyecto Compassion en Saraguro.
En una casa ubicada en la ladera de una montaña alta vive Jenny. Trabaja a diario en el campo, tratando de recuperar lo poco que queda del maíz dañado por el granizo que ha golpeado la tierra en las últimas semanas. A Jenny le preocupa ver que se ha perdido el maíz que había plantado y más angustiada porque su esposo, que vive y trabaja en la Amazonía, no regresará a la comunidad para pasar las fiestas navideñas con ella y sus hijos, pues no tiene suficiente dinero para regresar a casa. Pero a la familia le esperaba una hermosa sorpresa.
En un día lluvioso, Miguel viaja a la montaña por el camino de tierra y barro con los brazos llenos de regalos. Al llegar cansado y casi sin aliento, comienza a ir de casa en casa, distribuyendo víveres con una gran sonrisa para que las familias tengan comida en Navidad.
Los hijos de Ana: Josselin, Javier y Mayte, dieron la bienvenida a Miguel con abrazos y risas. Su tristeza y angustia desaparecieron y todo el ambiente vuelve a estar lleno de alegría y paz. La caja está llena de alimentos como arroz, harina, lentejas, frijoles, verduras, pero también hay muchas galletas y dulces para los niños.
Josselin está ansioso por abrir la caja para ver qué ha traído el ‘hermano Miguel’, como se le conoce cariñosamente en la comunidad, para su familia. «Estoy feliz porque tenemos comida para Navidad. Mi madre estaba triste, pero ahora está encantada», dice.
La esperanza regresa a las familias de la comunidad, la provisión y comida no faltará en los hogares de casi 400 niños que viven en la zona. A pesar de la difícil situación, los socios de la iglesia de Compassion están llevando bendiciones y alimentos a las familias más necesitadas en todo el país.
«Mi esposo está lejos y no podrá venir a vernos en Navidad, pero yo no me siento sola. Siento el amor de Dios a través de los hermanos de la iglesia, que nunca nos olvidan», dice Jenny con una gran sonrisa en su rostro. «Estoy feliz porque en Navidad comeremos comida deliciosa», dice alegremente Mayte, de cuatro años.
La Navidad es una época de paz y armonía. Aunque la pobreza ha aumentado en el país este año, personas como Miguel, continúan llevando amor y alegría a la mayoría de los hogares necesitados. Ni la lluvia, ni el frío pueden detener la alegría y la paz en la comunidad de Saraguro esta Navidad.
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